El reto de la segunda fase post COVID-19

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sembrarInicia hoy la segunda fase de la primera etapa post covid-19 y los ánimos cobran bríos. Algunos aseguran que el verano que abre puertas traerá un recreo sano y seguro, otros permanecen inquietos ante los peligros que acechan y prefieren dejar dormidos los entusiasmos.

El esfuerzo de los últimos tres meses trae agotamientos y el deseo de un chapuzón bien a lo cubano, flota en el aire como inspiración cerrando la actual temporada de mangos, prospera y no muy bien aprovechada.

La obligatoriedad del uso del nasobuco deja marcas claras en los rostros y la costumbre de mojar las manos con agua clorada, persiste entre los más precavidos, esos que saben que en la determinación de cuidarnos a distancia está el éxito del programa aplicado por la mayor de las Antillas ante el nuevo coronavirus.

La desescalada pasa para algunos de forma acelerada, y ya comienzan a ser comunes descuidos sanitarios, como el apretujarse en un grupo para hablar entre amigos y llevar la mascarilla casi en el cuello.

En medio de todo ello un llamado medular salta como incentivo y estrategia de vida: la producción de alimentos.

La fórmula para resistir es bien conocida por los cubanos, lo hemos hecho desde hace poco más de 60 años. En esa unidad monolítica y las maneras de buscar alternativas, está la clave, que ahora debe enfocar las iniciativas para aprovechar cada recurso.

La utilización de fuerzas de apoyo en la agricultura, tiene en Mayarí referentes y llega un proceso que permitirá a los campesinos poner a prueba todas sus potencialidades en función de contribuir.

Ante la carencia de recursos económicos y una situación mundial en decadencia, como una de las trazas de la pandemia, elevar nuestras capacidades productivas y garantizar la alimentación de todos, sin importaciones, representa tema de vida o muerte, aunque parezca una afirmación demasiado fuerte.

Junto a las medidas sanitarias que debemos seguir cumpliendo en la etapa post covid-19, sembrarlo todo es más que compromiso.